jueves, 18 de junio de 2009

Movimiento de liberacion en africa, Asia, y America latina



Movimiento de liberacion de africa

Las últimas décadas del siglo XIX vieron el inicio de la ocupación europea del territorio africano. El momento histórico del imperialismo abarca propiamente el período que va de la Conferencia de Berlín por el reparto de las áreas de influencia comercial en África, en 1884–85, hasta la Segunda Guerra Mundial (1939–1945) momento que sienta las bases para la liberación africana. El período consta de tres fases:
1.-la primera alcanza hasta la Primera Guerra Mundial (1914–1918) en que se consolidaron los modelos de explotación,

2.-La segunda fase corresponde al período de entre Guerras, con el auge de nuevos modelos coloniales.













3.-La tercera fase, que puede denominarse ya de liberación, las luchas anticoloniales y el auge del neocolonialismo marcan un período de desigual duración dependiendo de la región.









El momento que arranca con la independencia de Sudamérica fue a finales del XVIII y principios del XIX. Éstas condicionaron junto con los movimientos abolicionistas la supresión del tráfico de personas esclavizadas por parte de Gran Bretaña, que se erigió en centinela de las costas africanas y en promotora de tratados internacionales con reinos africanos y países europeos.

En torno a la segunda década del siglo XIX la mayor parte del tráfico de personas esclavizadas había sido formalmente proscrito por las potencias europeas, sin embargo España y Portugal seguían ampliamente interesadas, y participaban de un modo no declarado en el tráfico debido a las economías agrícolas de sus dominios de ultramar, de modo que el criminal comercio no decayó hasta la segunda mitad del XIX. La ventaja política y marítima adquirida por Gran Bretaña en las costas africanas tuvo como consecuencia la vitalización de sus expediciones de reconocimiento. Alentados por sociedades geográficas y misionales el interior del continente se les fue abriendo cada vez más. Pero sólo dos descubrimientos fundamentales, proporcionarán a los europeos la llave definitiva de las puertas interiores de África; el uso de la quinina y la ametralladora.

Antes del momento de la invasión europea de África, las sociedades africanas se hallaban embarcadas en procesos de muy diversa índole. Por una parte las sociedades de la Costa Occidental que se habían militarizado como consecuencia del clima belicoso que propiciaba la economía de esclavización, se encontraban en un momento de reconversión hacia una economía basada en el aceite de palma y el marfil principalmente, este era el caso de Dahomey y del Reino de Benín respectivamente, mientras que el imperio Ashanti potenciaba el comercio del oro. Ello no ocultaba sin embargo que la debilidad demográfica causada por la trata y la animadversión competitiva interafricana debida a las guerras esclavistas estaban debilitando las estructuras políticas. Las monarquías tradicionales teocráticas de tipo gerontocrático se veían acosadas por la presencia de nuevos actores económicos como pequeños jefes que ofrecían acuerdos que interesaban a las potencias europeas, principalmente Gran Bretaña y Francia. Además, en algunas ciudades africanas de la costa, se estaba creando una pequeña burguesía comercial local que tenía amplios contactos internacionales y se embarcaba en empresas comerciales de alto calado, lo cual, en última instancia, llegó a ser visto como una molesta competencia por los europeos.







Las sociedades de las costas orientales estaban principalmente enfocadas al comercio con Oriente Medio y la India, esta actividad había configurado una cultura de base bantú y aportes árabes, la Swahili, orientada al mar. La región vivió la tensión originada por la creciente influencia británica y alemana que, lentamente, imponía condicionantes a la la trata esclavista, a la par que debilitaba conscientemente las estructuras políticas árabo-swahilis preponderantes, controlando el comercio marítimo. En las costas del Mediterráneo la crisis del Imperio Otomano había inducido el refuerzo de las estructuras locales. Pero toda la región a excepción de Egipto se hallaba en decadencia, política y económica. Egipto sufría procesos modernizadores al tiempo que buscaba mantener un control colonial sobre Sudán, todo lo cual a la postre desembocó en una quiebra del estado y el intervencionismo Británico.




El interior de África sufría dos procesos diferentes al Norte del Ecuador y al Sur. En la primera zona, se habían impulsado movimientos de renovación islámica a partir de cofradías de estudiosos, con consecuencias políticas que desbancaron, en varios casos, estructuras precedentes de tipo animista. Estos movimientos desembocaron en formaciones políticas imperiales como el imperio de El Hadj Umar en Senegal y Malí, el Imperio de Usmán Dan Fodio en el norte de Nigeria y Camerún o los dominios de El Mahdi en Sudán. La Etiopía cristiana, por su parte, se veía acosada por el empuje islámico que la cercaba, al tiempo que las parcialidades internas fomentaban un clima constante de guerra civil.







El África Ecuatorial y Austral se había mantenido en cambio relativamente aislada y las influencias, aunque existían eran generalmente indirectas. Estructuras complejas de tipo monárquico e imperial; Luba, Lunda, Rozwi, Ruanda, Burundi, Buganda, Buniyoro, Tooro, Ankole, se sucedían en una línea curva que arranca en la costa norte de la actual Angola y pasando por el interior de Mozambique finaliza en la actual Uganda. El extremo sur iba en cambio a vivir las tensiones producidas por el crecimiento de la Colonia del Cabo y la invasión de tierras interiores por parte de comunidades de origen holandés que escapaban del control político británico, a la par el explosivo crecimiento Nguni, de cuyo seno surgiría el imperio Zulú, y las migraciones que acarreará, trastocará toda la región. Estas comunidades, conocidas como Boers, tradicionalistas y de ideología racista-puritana, se enfrentaron sucesivamente con los Hotentotes, los Xhosas, los Ngunis y finalmente los británicos. Mientras que Madagascar veía crecer la influencia de los mesetarios Hova más indonésicos, sobre otros pueblos merced al tráfico comercial con Francia. En general toda África se veía convulsionada por la generalización del uso de armas de fuego de carga frontal, los cambios en el comercio internacional y la aparición de nuevos cultivos como el maíz.